Nacida el 15 de Marzo de 1055, en el castillo real de Bryandor, Francia, fue entregada al poco de nacer a la Iglesia por su madre, Dahia Vania.
Ya era bastante pecado haber yacido con un bárbaro, pero ademas tener descendencia con él, seria intolerable a ojos de sus hermanos de la Orden, en especial el emperador Reinbach, que no pocas veces trato de matar a su padre, Jürgen von AS.
Así pues, con gran dolor, fueron enviando a sus hijos a distintos lugares conforme nacieron, esparciendolos por el mundo.
Cornelia, la mayor, fue enviada a un monasterio austriaco, que tenia fama de ser, entre otras cosas, un centro de luz y paz espiritual, pero no podia estar más lejos esa imagen de la realidad que ocurria dentro de sus frios muros.
Crecio bajo una estricta disciplina, respetando las horas de rezar, las misas y las tareas comunes.
Aprendio a leer y escribir, los fundamentos de las matemáticas y otras ciencias variadas, pues el monasterio contaba con muchos papiros y codices de otros tiempos, incluso algunos que podrian llamarse hereticos.
Durante su niñez, los devoro con ansia, absorviendo cantidades ingentes de conocimientos, puliendo su espiritu y su corazón, templando su caracter, muchas noches, pasada la hora de acostarse, se escabullia de su celda e iba, lampara de aceite en mano, a la biblioteca.
En no pocas de esas escapadas nocturnas, escucho sonidos extraños viniendo de la celda de la abadesa y del confesionario.
Parecian gritos de mujer y golpes, una noche, al pasar al lado del confesionario, para tratar de saber que ocurria, pudo escucharlo todo más claramente, una de sus hermanas novicias, suplicaba que se detuviera y la voz del padre confesor, sonaba muy distinta a la amable voz que ponia siempre, era más ronca, grave y furiosa, sonaba contundente como una maza.
No se atrevio a mirar, el miedo la atenazaba, así pues se escondio, hasta que mucho rato después, la hermana salio, con el habito desgarrado, su rostro empañado en lágrimas.
Meses después, mientras realizaba tareas de limpieza, escucho sonidos en el despacho de la abadesa y al mirar por el ojo de la cerradura, vio a la abadesa y al padre confesor de pie y a dos novicias arrodilladas frente a ellos y con sus cabezas metidas bajo la sotana del padre y la abadesa, no sabia que hacian, aunque no tardo en descubrirlo una fria noche de invierno, cuando la abadesa la mando llamar a su despacho, ella veneraba a la abadesa, siempre fue buena con ella, desde que tenia uso de razón, habia sido como una madre para Cornelia.
Su cuerpo habia crecido para entonces y se habia desarrollado a proporciones adultas, tales que eran la envidia de sus hermanas.
Los "servicios" a la abadesa se repitieron a diario durante meses antes de la fatidica noche en que fue al despacho de la abadesa y se la encontro junto al padre confesor, la abadesa, cerro con llave.
Cornelia se nego a realizar su "servicio" por la presencia del padre, hasta que se les termino la paciencia y usando la fuerza, la postraron en la mesa, Cornelia se resistio, uso toda su fuerza, pero de nada sirvio, finalmente el padre confesor usando su fuerza bruta, la deshonro violentamente, llegando a golpearla varias veces con su puño.
Estas sesiones nocturnas se repitieron varias veces, siempre que volvia a su celda, lo hacia herida pues siempre opuso resistencia.
Noche tras noche, fue forzada a satisfacer los depravados instintos del padre confesor, tales como la sodomía, hasta que una noche, se la obligo a arrodillarse y fue cuando descubrio que hacian sus hermanas ese día bajo la sotana del padre y los habitos de la abadesa.. pero también fue cuando por fin tuvo la oportunidad de devolver el dolor y la humillación, cuando su boca fue violada, mordió con todas sus fuerzas e hizo fuerza con su espalda hacia atrás, desgarrando la carne, escupio el miembro arrancado y el padre, sangrando abundantemente, cayo al suelo, la abadesa la golpeo con suma violencia.
Cornelia, sintio hervir su sangre bárbara, se lanzo contra la abadesa y empujo su cuerpo, la abadesa cayo contra la mesa de espaldas y su nuca choco contra una esquina de la mesa, matandola en el acto.
Cornelia se giro hacia el padre, sonrio y se abalanzo contra él, cuando salio del despacho, todas sus hermanas estaban allí, frente a la puerta, alarmadas por los ruidos habian acudido, tan sólo vieron un enorme charco de sangre, el cuerpo de la abadesa y los despojos mutilados del despedazado confesor.
Cornelia parecia un demonio, su rostro estaba empapado de sangre, su blanco habito teñido de rojo.
El Cardenal Belisario de Markiv, amigo de su padre, la saco de allí nada más saber lo ocurrido, en toda austria se hablaba de la "hermana carmesí", los relatos de las hermanas dejaron asombrada a toda la curia y tras examinar a Cornelia, su fervor y su valor, se la introdujo en el Santo Oficio, como Inquisidora.
Durante su instrucción, aprovecho para indagar sobre su origen y así es como tuvo conocimiento de sus apellidos.
Una vez nombrada inquisidora, fue puesta al mando de 50 caballeros de la inquisición, y enviada a Roma, a purificarla, pues tras el gran cataclismo de la era pasada, el mundo habia sido sumido en el caos, la herejia y la oscuridad.
Cornelia, conocia y aprovaba los actos lujuriosos, pero sólo los acordados, nunca los forzados, su odio se extendio a cualquiera que obligase a otros a realizar cualquier cosa, en ese aspecto, se volvio una fanática de la libertad individual.
Y así, a los dieciseis años, se embarco en una empresa dificil y peligrosa, pero para la hija de un bárbaro, descendiente de reyes y de la diosa Vanadís, el peligro no era si no un incentivo.
Aunque nadie le supo decir donde estaban sus padres, ella no se rendiría y los buscaria, así pues, entre hogueras y luchas contra la corrupción, buscaria a aquellos que le dieron la vida y el dolor que la acompañaba...
Ya era bastante pecado haber yacido con un bárbaro, pero ademas tener descendencia con él, seria intolerable a ojos de sus hermanos de la Orden, en especial el emperador Reinbach, que no pocas veces trato de matar a su padre, Jürgen von AS.
Así pues, con gran dolor, fueron enviando a sus hijos a distintos lugares conforme nacieron, esparciendolos por el mundo.
Cornelia, la mayor, fue enviada a un monasterio austriaco, que tenia fama de ser, entre otras cosas, un centro de luz y paz espiritual, pero no podia estar más lejos esa imagen de la realidad que ocurria dentro de sus frios muros.
Crecio bajo una estricta disciplina, respetando las horas de rezar, las misas y las tareas comunes.
Aprendio a leer y escribir, los fundamentos de las matemáticas y otras ciencias variadas, pues el monasterio contaba con muchos papiros y codices de otros tiempos, incluso algunos que podrian llamarse hereticos.
Durante su niñez, los devoro con ansia, absorviendo cantidades ingentes de conocimientos, puliendo su espiritu y su corazón, templando su caracter, muchas noches, pasada la hora de acostarse, se escabullia de su celda e iba, lampara de aceite en mano, a la biblioteca.
En no pocas de esas escapadas nocturnas, escucho sonidos extraños viniendo de la celda de la abadesa y del confesionario.
Parecian gritos de mujer y golpes, una noche, al pasar al lado del confesionario, para tratar de saber que ocurria, pudo escucharlo todo más claramente, una de sus hermanas novicias, suplicaba que se detuviera y la voz del padre confesor, sonaba muy distinta a la amable voz que ponia siempre, era más ronca, grave y furiosa, sonaba contundente como una maza.
No se atrevio a mirar, el miedo la atenazaba, así pues se escondio, hasta que mucho rato después, la hermana salio, con el habito desgarrado, su rostro empañado en lágrimas.
Meses después, mientras realizaba tareas de limpieza, escucho sonidos en el despacho de la abadesa y al mirar por el ojo de la cerradura, vio a la abadesa y al padre confesor de pie y a dos novicias arrodilladas frente a ellos y con sus cabezas metidas bajo la sotana del padre y la abadesa, no sabia que hacian, aunque no tardo en descubrirlo una fria noche de invierno, cuando la abadesa la mando llamar a su despacho, ella veneraba a la abadesa, siempre fue buena con ella, desde que tenia uso de razón, habia sido como una madre para Cornelia.
Su cuerpo habia crecido para entonces y se habia desarrollado a proporciones adultas, tales que eran la envidia de sus hermanas.
Los "servicios" a la abadesa se repitieron a diario durante meses antes de la fatidica noche en que fue al despacho de la abadesa y se la encontro junto al padre confesor, la abadesa, cerro con llave.
Cornelia se nego a realizar su "servicio" por la presencia del padre, hasta que se les termino la paciencia y usando la fuerza, la postraron en la mesa, Cornelia se resistio, uso toda su fuerza, pero de nada sirvio, finalmente el padre confesor usando su fuerza bruta, la deshonro violentamente, llegando a golpearla varias veces con su puño.
Estas sesiones nocturnas se repitieron varias veces, siempre que volvia a su celda, lo hacia herida pues siempre opuso resistencia.
Noche tras noche, fue forzada a satisfacer los depravados instintos del padre confesor, tales como la sodomía, hasta que una noche, se la obligo a arrodillarse y fue cuando descubrio que hacian sus hermanas ese día bajo la sotana del padre y los habitos de la abadesa.. pero también fue cuando por fin tuvo la oportunidad de devolver el dolor y la humillación, cuando su boca fue violada, mordió con todas sus fuerzas e hizo fuerza con su espalda hacia atrás, desgarrando la carne, escupio el miembro arrancado y el padre, sangrando abundantemente, cayo al suelo, la abadesa la golpeo con suma violencia.
Cornelia, sintio hervir su sangre bárbara, se lanzo contra la abadesa y empujo su cuerpo, la abadesa cayo contra la mesa de espaldas y su nuca choco contra una esquina de la mesa, matandola en el acto.
Cornelia se giro hacia el padre, sonrio y se abalanzo contra él, cuando salio del despacho, todas sus hermanas estaban allí, frente a la puerta, alarmadas por los ruidos habian acudido, tan sólo vieron un enorme charco de sangre, el cuerpo de la abadesa y los despojos mutilados del despedazado confesor.
Cornelia parecia un demonio, su rostro estaba empapado de sangre, su blanco habito teñido de rojo.
El Cardenal Belisario de Markiv, amigo de su padre, la saco de allí nada más saber lo ocurrido, en toda austria se hablaba de la "hermana carmesí", los relatos de las hermanas dejaron asombrada a toda la curia y tras examinar a Cornelia, su fervor y su valor, se la introdujo en el Santo Oficio, como Inquisidora.
Durante su instrucción, aprovecho para indagar sobre su origen y así es como tuvo conocimiento de sus apellidos.
Una vez nombrada inquisidora, fue puesta al mando de 50 caballeros de la inquisición, y enviada a Roma, a purificarla, pues tras el gran cataclismo de la era pasada, el mundo habia sido sumido en el caos, la herejia y la oscuridad.
Cornelia, conocia y aprovaba los actos lujuriosos, pero sólo los acordados, nunca los forzados, su odio se extendio a cualquiera que obligase a otros a realizar cualquier cosa, en ese aspecto, se volvio una fanática de la libertad individual.
Y así, a los dieciseis años, se embarco en una empresa dificil y peligrosa, pero para la hija de un bárbaro, descendiente de reyes y de la diosa Vanadís, el peligro no era si no un incentivo.
Aunque nadie le supo decir donde estaban sus padres, ella no se rendiría y los buscaria, así pues, entre hogueras y luchas contra la corrupción, buscaria a aquellos que le dieron la vida y el dolor que la acompañaba...