EL REINO DE ESMIRNA

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EL REINO DE ESMIRNA

Lugar de encuentro para los esmirnianos y bastión del rol en Guaranpis


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    Crónicas de Jürgen von AS

    Marcus
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    Rey de Esmirna
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    Mensaje  Marcus Miér Feb 18, 2009 11:10 pm

    Primavera de 1042, Sexta Era

    Mis padres siguen sin aparecer, hace meses que marcharon a su misterioso viaje, por lo que se rumorea, tomaron una casa en Escocia o Irlanda, por una de esas islas del sur.
    Temo que no volveré a verlos, pues al marcharse, encargaron a Konstanze que cuidará de mí y de mi hermana, pero lo más preocupante, es que abdicaron, por lo que ahora, me encuentro sumergido en el inmenso papeleo del gobierno.
    El Santo Padre, Beren Erchamion me ha escrito, diciendome que si pasado un año nadie sabe nada de ellos, serán dados por muertos.
    Rezo porque aparezcan, aunque al ver la mirada de Konstanze, sé que de nada va a servir.

    Verano de 1042, Sexta Era

    He tomado la determinación de guiar a los esmirnianos a un nuevo hogar, la isla de Simartha es demasiado pequeña para el, cada vez mayor, número de esmirnianos.
    Los más ancianos y algunos jovenes quedarán atrás, por si mis padres regresasen.
    Aunque cada vez, tengo menos esperanzas de volver a verlos.
    Sé que Konstanze está preparando mi fiesta de cumpleaños, dieciseis... temo que ya empiecen a buscarme una prometida, Konstanze insiste en ello, pero no pienso casarme por deber, lo haré el día que me cruce con esa mujer que noto por las noches, invade mis sueños, pero nunca consigo ver su rostro.

    Otoño de 1042, Sexta Era

    La misteriosa mujer de los sueños sigue apareciendo, hago un gran esfuerzo, pero no consigo verle el rostro, tan sólo he logrado ver sus ojos, tan hermosos... no puedo describirlos con palabras.
    ¿Será este el legado del que ha veces oi hablar a Konstanze con mi padre?, la profecia del fuego, ¿será cierto que la sangre del Fenix corre por mis venas?, algún día lo descubriré, sin duda.
    Por lo demás, seguimos la larga marcha, sin noticias de Simartha.
    Cada día, recorremos grandes distancias, cruzando el continente hasta una tierra llamada ASgard.
    Parece ser, que la cruenta guerra librada por los adoradores del Dragón, arrasó esas tierras, hubo muchos muertos, demasiados según me contaron mis padres.
    Con mi ayuda y la de mi gente, estoy seguro de que podremos hacer florecer de nuevo a ese orgulloso pueblo y traerles prosperidad, al parecer, muchos otros nobles marchan hacia allí con el mismo proposito que el mio.
    ¿Alguna vez acabará una Era sin traer tanta muerte y destrucción?....

    Invierno de 1042-1043, Sexta Era

    Hemos embarcado ya todos los pertrechos y marchamos al norte por este frio mar.
    Cientos de navios forman la armada real, todos ellos el orgullo de nuestro ancestral pueblo.
    Hemos echo libaciones a los dioses, en especial a Neptuno, pidiendo un viaje en calma y seguro.
    Una gran emoción recorre mi cuerpo al pensar en que el viaje esta llegando a su fin, tan sólo unos meses a bordo del Tridente de Neptuno y pisaremos ASgard, nuestro nuevo hogar.

    Invierno de 1044, Séptima Era

    Hemos llegado, al fin... por desgracia, hemos perdido más de quince navíos y otros tantos, dañados.
    No puedo quitarme de la cabeza a los que han caido al mar, como sus rostros se tornaban blanquecinos y en sus ojos, veia la desesperación, el miedo, el cansancio... y finalmente, la resignación a morir ahogados o congelados.
    Los que llegamos, no somos los que partimos, el agotamiento, el miedo, el dolor por los caidos, nos ha mermado, esperabamos una tierra rebosante, y tan sólo veo nieve, montañas, arboles muertos, ¿que nos espera?...

    Primavera de 1044, Séptima Era

    ¡Conozco su nombre!, llevo meses entrenandome, y al fin voy haciendo progresos con el dominio de la Llama del Mañana, oi como la llamaban.. ¡Melanthe!, todavía me estremezco al recordarlo.
    Algo me dice que estoy en el camino correcto, no sólo para encontrarla, si no para salvar a mi pueblo.
    Llegó una carta del Santo Padre, se ha declarado muertos a mis padres, dice que es su deseo proclamarlos Santos a los dos, por su esfuerzo en mantener la fé en tierras plagadas de infieles.
    Por otro lado, los arboles vuelven a tener hojas y se recuperan, con el deshielo, el rio se ha llenado por completo y la nieve derretida, ha dejado ver la verdisíma hierba que bajo ella se escondía, este lugar, es maravilloso.
    La gente, aunque al principio recelo de mi, empieza a apreciar la ayuda, son casí todo huerfanos y viudas, al parecer, muchas ya han intimado con mis hombres, aunque en algunas zonas, los nativos se han mostrado hostiles, nuestros caballeros han demostrado una vez más ser los mejores, aunque las bajas han comenzado, más de 200 lanceros y caballeros muertos, pero ya casí dominamos el sector.
    He fundado la ciudad de Esmirna, en honor a la ciudad nativa de nuestro pueblo y hogar ancestral de mi familia.
    En sueños, la he visto de nuevo, caminaba por el oeste... sin duda, debe encontrarse cerca, he mandado exploradores, para que me informen de que hay en esa dirección.
    Pronto sabré hacia donde he de ir... me muero de impaciencia por seguir mi viaje personal.

    Verano de 1044, séptima Era

    Mis esfuerzos guiando a los valientes guerreros esmirnianos dan su fruto, mis dominios se extienden por buena parte de la llanura y cordilleras en derredor de la ciudad que fundamos al llegar aquí, Esmirna.
    Al oeste, he sabido que se encuentra una joven llamada Melanthe, ¿será la de mis visiones?, no la he visto y sin embargo, algo me empuja a ir a la ciudad que ha alzado, que lleva, curiosamente, el mismo nombre que el hogar de mi madre, AnGeluS, ¿será una señal de la Diosa?, pronto lo sabre.
    Tras la visita, desastrosa de los ancianos, se me denego mi justo ascenso por cuestiones de oro, ¡una vergüenza que esos ancianos se fijen más en las bolsas de los demás que en la grandeza de sus obras!, pero no importa, la próxima vez será.
    Por ahora, he echo mis pertrechos y con el petate a lomos de un corcel, marcho camino a esa ciudad donde la misteriosa mujer que en sueños consigo sentir, tiene su residencia.
    Dejo la ciudad en manos de la sabia Konstanze, sé que ella cuidará bien de la ciudad en mi ausencia.
    No sé que me depara este viaje, pero soy optimista y presiento que con cada paso que doy, cada paso que me aleja de mi hogar, me conduce a mi destino, y por alguna razón que desconozco, no sólo no me da miedo, si no que me siento ansioso y tan sólo una palabra llega a mi mente, traida por el viento... Melanthe...

    Otoño de 1044, Séptima Era

    Llegue al hogar de la joven, mas no la encontre allí, me dijeron que habia ido en busca del Mjolnir (el Martillo de Thor).
    Así pues, sus sirvientes me ofrecieron cobijo y aquí me encuentro, esperandola, ansioso y nervioso a partes iguales.
    Sigo entrenandome en el uso y dominio de Las Llamas del Mañana y logre verla, sé que encontrará el Martillo, la he visto alzarlo al cielo, clamando su logro, estaba preciosa, el viento del sur agitaba sus cabellos caoba y su piel, tostada por el largo viaje y el fuerte sol del sur, le dan un aire todavía más exótico, aunque nada es comparable a esa piel lechosa que posee, y que parece nieve, una nieve que invita a ser acariciada, besada.
    Konstanze me escribe a menudo, diciendome que han alzado un templo en honor a la Diosa, está cerca de Esmirna, en un valle cerrado por montañas, estoy ansioso por ver tan magnifica demostración de fé y arte fundidos en un solido pero magestuoso edificio.
    Por otro lado, he decidido usar mi propio escudo de armas, el de mi padre, aunque hermoso y sofisticado, esta diseñado por y para él, yo debo hacerme mi propio nombre y para eso, necesito primero dejar la sombra de mis padres atrás.
    Justo cuando estaba pensando en eso, el ya conocido calorcillo interior llegó, y comenzo a ser más profundo y a llenarme por entero, como si mi alma ardiese.
    Y de nuevo, me sumergi en ese extraño mundo, donde el fuego se revela como vida y esperanza unas veces, y muerte y desespero en otras.
    Vi el sol, cubriendo el cielo de un intenso amarillo anaranjado y vi la luna, cubriendo la negra noche con su pálido esplendor.
    Ese será mi nuevo emblema, perfecta fusión de la dualidad, equilibrio en todos los sentidos.
    Así también recordaré, que tras la oscura noche, siempre llega un nuevo amanecer.. nos recordará a todos, que la esperanza, nunca debe desaparer.

    Invierno de 1044, Séptima Era

    Me encontraba feliz, descansando, cuando mi valiente explorador, el capitán Feuerstein irrumpió en mis aposentos, advirtiendome del ataque por parte de un vecino, cuyo nombre, apenas si sé escribir.
    Un asgardiano que desea expulsar a todos los que llegamos, y pretendia arrebatar cuanto posee a Melanthe, mi vecina, la mujer que aparece en mis sueños y cuya mirada, ha arrebatado mi corazón.
    No podia dejarla, esa ciudad, era el único punto seguro donde encontraría a Melanthe, así que me di prisa y escribir una escueta nota, que envie mediante una paloma a Esmirna.
    Sin apenas tiempo para ponerme la armadura, corrimos a los establos, donde tomamos nuestros corceles y salimos de la ciudad de Angelus.
    Por desgracia, cuando nosotros saliamos, el cerco se cerraba y el capitán, fue alcanzado por una flecha, que atraveso su garganta.
    Sabia que no podia hacer nada por él, así que continue mi camino al este.
    Pasados apenas cinco días, vi una gran columna de polvo en el horizonte.. mi ejército, estaba llegando.
    Al mando iban la comandante de guarnición Adalqisa von Ritterland, hija de la Consúl que murió en la defensa de Esmirna ante los adoradores del Dragón, y el capitán de las Amanozas, Alric Sonnenberg.
    Un centenar de Katafractas y Valquirias Amazonas y miembros del Cuerpo de Exploradores estaban presentes.
    Tomé el mando y avanzamos, la misión era sencilla, tomar las tierras enemigas y apresar al asgardiano rebelde y traicionero.
    Di ordenes al Cuerpo de Exploradores de que enviasen hombres a rodear la capital enemiga y me avisaron, de que no encontraban resistencia alguna a su paso.
    Fuimos tomando posiciones, sin encontrar oposición o resistencia alguna, hasta que llegamos a la ciudad enemiga... desconozco lo que pone en el portón, yo, la he rebautizado como Ascalón.
    Al parecer, no estaban preparados, y nuestro ataque les cogió por sorpresa, sin su equipo puesto, eran poco más que campesinos.
    Sus guerreros, presa del pánico, trataron de escapar, pero mi caballería era más rápida y no tardamos en darles caza a todos, incluidos los oficiales.
    No perdoné vida alguna, el villano asgardiano, ha conseguido eludir por dos días y sus noches a mis guerreros, pero tarde o temprano, caerá.
    Lo más importante, es que salve Angelus y podre conocer al fin, a Melanthe.
    Sabiendo que todo estaba bajo control, di orden a Adalqisa de que tomase el mando y se ocupase de todo y puse rumbo, con cinco de los más destacados guerreros, hacia Angelus.
    Los cinco valientes que me acompañan, son WolfGod, un bretón algo temerario, pero muy rápido y hagil, no sé como, pero parece tener un oido y olfato fuera de lo normal.
    Valerie, una normanda, también llamada "Val o Baal" por sus compañeros, que tiene una singular sed de sangre, no pestañea y sesga vidas como si respirase, con una naturalidad que en ocasiones, da miedo.
    Tania, apodada "Tanit", una eslava con una sensualidad y belleza nunca vistas, pero tan letal como bella.
    Dietrich von Krieg, un teutón singular, parece algo loco, pero me he percatado de que sabe cosas, no sé si sus corazonadas son una bendición de la Diosa o suerte, pero hasta ahora, ha acertado de lleno.
    Y en ultimo lugar.. Isistrata, una griega, mitad hechicera, mitad fisica (médica), que suele ser llamada "Isis".
    Hace honor a su apodo, pues sin duda, la mágia y la curación son un talento innato en ella.
    Con tan variopinto grupo, voy al encuentro de mi destino...

    Invierno - Otoño de 1044 al 1045, Séptima Era

    Crónica de la muerte del Tirano de Ascalón

    La nieve, cubria totalmente la ciudad de Ascalón, cada calle y tejado.
    En esas frias mañanas, un 10 de Enero, llego un oficial, con la armadura de la caballería real, avisando de que sus compañeras habian capturado al asgardiano.
    Al medio día lo llevaron ante la comandante Adalqisa, que lo juzgo y sentenció a muerte mediante descuartizamiento.
    Esa misma tarde, el reo sufrió docenas de azotes con un látigo de trece colas, al final de cada cola, se encontraba atada una media luna de plata afilada.
    Con cada latigazo, la carne se abria y brotaba la sangre en gran cantidad, llegando a dejar sus huesos al aire.
    Despues, fue confinado en una de las insalubres celdas de la ciudad, donde paso más de un mes esperando, padeciendo fiebres altas y pesadillas.
    Hasta que por fin, el 14 de Febrero, fue llevado a la plaza y cuatro caballos estiraron de sus extremidades hasta que estas se desgarraron y acabaron por ser arrancadas de su cuerpo, tiñendo la blanca y pura nieve, con su sangre carmesí, en tal cantidad sangro, que termino por tornarse negra.
    Los cientos de guerreros asgardianos que servian al Tirano de Ascalón, se han rendido y han jurado lealtad a la corona de Esmirna, de momento, los mantendre alejados de la ciudad, expandiendo mis fronteras, sin duda, me serán utiles estos inesperados refuerzos.
    Ahora, las tropas que acampaban amenazantes ante las murallas de Angelus, se han unido a su guarnición y custodian la ciudad.
    Tan sólo puede ser obra de la mismisíma Diosa, señora de la guerra, que estos hombres, otrora salvajes, sean hoy fieles sirvientes de mi reino.

    Por otro lado.. Melanthe ha llegado, y ni más ni menos, que habiendo conseguido el martillo.
    Estos días que estoy pasando en su compañia, son inolvidables, me siento tan extrañamente feliz a su lado.. todas las preocupaciones desaparecen, el tiempo se detiene y tan sólo existe ella.


    Última edición por Marcus el Sáb Feb 28, 2009 9:58 pm, editado 6 veces
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    Mensaje  Alkabarak Miér Feb 25, 2009 10:13 pm

    Algo realmente unico, una excelente redaccion de tu vida Jurgen Smile
    10 puntos y diploma en Esmirnianologia XD

    Espero que algun dia me pagues un cruzero a tu ciudad Wink
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    Mensaje  Marcus Jue Feb 26, 2009 4:02 pm

    Será un placer recibirte en Esmirna Very Happy y enseñarte la grandeza de la ciudad inmemorial ^^
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    Mensaje  Marcus Sáb Mar 21, 2009 12:16 am

    Invierno de 1045, Séptima Era

    En apenas una jornada de marcha, llegamos a Angelus, y esta vez, sí estaba ella, Melanthe, la reina de Angelus.
    La región es llamada por los nativos Västmanland y la ciudad Västerås, al parecer, así era como se llamaba antes de la llegada de Melanthe.
    De los nativos, saque en claro que la ciudad y la región debian el nombre al Rio Negro que se encuentra por la zona, y que en su lengua nativa, llaman Svartån.
    Despues de hablar con los nativos, en la taberna, me fui al mercado, y allí compre algunas cosas, entre ellas, un precioso anillo de oro, con un zafiro finamente tallado, incrustado en su centro.
    Mis compañeros de viaje y yo seguimos hasta la gran casa donde ha puesto su residencia ella.
    Dietrich sintió un palpito y me dijo que problemas mayores estaban por llegar, que sería conveniente volver a Esmirna, ¿porque no le haría caso?.
    En cuanto la ví, supe que no habria otra, que mi busqueda habia terminado y tendría una compañera.. no sabia hasta que punto tenia razón.
    Pasamos la tarde en los baños, verla con sus cabellos caoba empapados, y su inmaculada piel marmorea reluciente, adornada por decenas de gotas de agua... es la imagen más sensual y atractiva que he visto en toda mi vida.
    Tras el baño, cenamos y sin poderlo evitar, echizado por su voz, su olor... saqué el anillo que compre en el mercado y le pedi su mano en matrimonio y allí, frente a la lumbre del hogar, cerca de esas ardientes llamas, nos entregamos el uno al otro.
    Los días fueron pasando y finalmente, llego aquello que Dietrich me advirtio.
    La peste, azoto con fuerza los alrededores de Esmirna, me entere días más tarde y con el ejército movilizado en Ascalón, poco o nada podía hacer por ellos.
    Mi hermana, Mariana von AS envio mercenarios que con ayuda del resto de clanes de la tribu de Odín, contuvieron la epidemia y la erradicaron.
    Pero el precio, fue alto.
    La Asamblea de nobles se encontraba dividida y en lo que se llamo El Cambio de Manos, Mariana fue nombrada Regente de Esmirna y gran parte de la Región se alzo en su favor.
    Mi hermana, mostrando una entereza y astucias sin igual, acepto y tras acaballar silenciosamente a los nobles traidores, me devolvio la corona y la posesión de las tierras.
    No sin antes, consultarlo a los dioses, que mediante señales, nos dieron su aprovación.
    De nuevo, con mis cincos compañeros de viaje, puse rumbo a la capital, donde para mi sorpresa, supe que se estaba alzando un castillo, cortesía de mi hermana menor.

    Durante días, cabalgamos por los caminos, que poco a poco, iban tomando forma civilizada gracias a los albañiles.
    En el trayecto, fui conociendo mejor a mis comapañeros, cada uno, tenia una historia, que algún día, me atreveré a desvelar.
    Cuando estabamos a apenas unas horas de viaje, ya se veia a lo lejos los andamios de madera, sobre los que cientos de albañiles, trabajaban afanosamente para alzar el castillo.
    Al llegar, una imagen dantesca nos esperaba, muchas casas, habian sido abandonadas por que sus habitantes, habian muerto por la peste.
    En los disturbios, provocados por las arengas de los nobles traidores, muchos edificios y calles se habian visto destruidos o dañados, y el tesoro del Reino, habia desaparecido, seguramente a manos de ladrones y guardias.
    Pronto, tendría que afrontar los pagos, nombramientos y otros muchos gastos, en total, más de medio millon de monedas de oro.
    No tenia nada, salvo mi bolsa con apenas diez mil monedas, de nuevo, mi hermana, mi adorada y amada hermana, salio en mi rescate y me firmo un prestamo, con unas condiciones inmejorables.
    Sus carros llegaron prestos, con un millón de monedas en sus cofres.
    Ahora, podía poner en marcha la reconstrucción del Reino y afrontar los inmensos costes que la epidemia habia provocado.
    Por suerte, ahora los pocos nobles que permanecian con vida, me eran más leales que nunca.
    Marcus
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    Mensaje  Marcus Lun Ene 25, 2010 12:16 am

    Invierno de 1066, Séptima Era

    Muchos años han pasado ya desde que escribiera en este diario, y con el discurrir de los años, también los sucesos.
    Tras la rebelión y el corto reinado de mi hermana Mariana, reconstruí Esmirna desde sus cenizas, una inmensa pira funeraria fue dispuesta en el Templo principal y miles de cadáveres fueron quemados, según la vieja tradición.
    Poco después, la ciudad volvía a la vida y la prosperidad llegó con los muchos comerciantes judíos que acudían a mi pidiendo abrir compañías comerciales en los alrededores de mis ciudades.
    Una carta llegó, tenia el sello de la Casa de Telamón, el rey de Bulgaria solicitaba mi presencia, éramos viejos conocidos, él heredo el trono del Imperio Bizantino y por ende, gobernaba sobre las grandes tierras de mis antepasados.
    Mande preparar el 'Tridente de Neptuno' y embarqué el 10 de Abril del año 1046 rumbo a Grecia, donde desembarque el 23 de Julio de ese mismo año, tras una tranquila travesía.
    Después de semanas de cabalgar llegué por fin a la capital del Telamonida, sus planes, mostrarme los burdeles tan famosos de sus tierras.
    Fueron meses, años de orgías, bebidas, banquetes y toda clase de desenfrenos, perdí mi buena condición física, engorde, mi pelo y mi barba crecieron desmesuradamente y yací con centenares de mujeres, prostitutas la mayoría y al final, en el desenfreno extasico acabe por yacer regularmente con el propio emperador bizantino.
    No había barreras ni limites para la amoralidad que reinaba en esas tierras dejadas de la mano de los dioses.
    Pasados los tres primeros años, una terrible enfermedad se apodero de mi y yací en cama, postrado durante no meses, si no años enteros, fiebres, delirios, esputos de sangre salían cuando tosía y no conseguía dormir sin tener terribles pesadillas.
    El rey Wotan llamó a los mejores físicos del imperio, incluso recurrió a la brujería y el chamanismo, pero nada conseguía hacerme volver.. fue entonces cuando tuve el sueño, la revelación y apareció ella ante mí.. era tan hermosa .. parecía uno de esos Ángeles de los cuadros que tenia mi padre en su palacio, en mi visión, se giró hacia mi y sonrió, una sonrisa sincera y pura, tanto que me devolvió la cordura perdida, entonces me fijé en el escudo de armas de su ropa y lo reconocí enseguida, una de las Casas nobles de mi reino, las Vania, un escudo que creí que jamás volvería a ver.
    Desperté empapado en sudor, pero sin fiebre, totalmente recuperado.
    Lo primero que hice fue asearme, un baño de aguas calientes, un correcto afeitado y un corte de pelo.
    Aún estaba débil, así que necesite de la ayuda de varias sirvientes del rey Wotan, mientras este, me relataba las malas nuevas y abría mis ojos al mundo en que ahora vivía.
    Mariana, mi dulce hermana había muerto, según él de muerte natural por una enfermedad y según los rumores, envenenada.
    Mi hija Elisabeth había llegado a la adultez, se había echo judía, como sus tías Mariana y Marina.
    Sofía, mi hija, que ahora se hacia llamar Kendra von Bruce, había crecido en mi ausencia y ahora era toda una mujer, casada y viviendo felizmente bajo la luz del cristianismo, lejos de las tierras que la vieron nacer.
    Y Esmirna... era un caos absoluto, los caudillos del norte, conociendo mi débil estado invadieron mis tierras y llegaron a la mismísima Esmirna, que mantuvieron sitiada, muchos de mis generales, cónsules y gobernadores me habían dado la espalda, la propia Ascalón se encontraba ocupada por el emperador bárbaro y señor absoluto de Asgard.
    Mi maestra, la emperatriz gala Imara Teleferic había sido asesinada por un comerciante de los que en su día protegí y ayudé.
    Conforme escuchaba todas las nuevas, lloré, por vez primera en mi vida mis ojos derramaron lagrimas.
    Habían pasado más de quince años desde que marché de Esmirna.. toda una vida.
    Pregunte por la Casa Vania y se me dijo que todavía vivía una, la hija de Shanny, que otrora fuera no sólo una noble, también una de mis concubinas predilectas.
    Mis fieles guardaespaldas, mis lugartenientes, seguían a mi lado y en plena forma.
    Pasé los siguientes meses entrenando de forma constante junto a ellos, hasta que logré localizar el reino de Bryandor y puse rumbo a él, para encontrarme con la reina de mis visiones.
    Meses pasé a caballo, durmiendo en pequeñas pensiones y hostales, en aldeas perdidas en bosques y montañas al raso sobre el frió suelo invernal.
    Pasados todos esos meses, llegué a la hermosa capital del reino, Bryandor.. tenia un aspecto primaveral, único, una arquitectura tan hermosa como no había visto aún.
    La robustez de los maestros canteros germanos y la elegancia de los escultores y arquitectos francos.
    Desmontamos al llegar al castillo y me dirigí al guardia de la entrada y solicite audiencia con la señora del castillo, diciéndole mi nombre y dándole el sello como prueba de mi identidad.
    El guardia entro y al rato volvió con mi sello y me indico que pasase, que ella me estaba esperando.
    Al entrar vi. ante mi lámparas de aceite colgando de las columnas, y una enorme alfombra de terciopelo rojo que llegaba hasta el trono.
    Con paso seguro me acerque al ángel de negros cabellos e hinque la rodilla en el suelo, pero igual que en mi visión, ella se levanto, tendió su mano hacia mi y con su sonrisa mágica me ayudo a levantarme.
    Con la voz más dulce que he oído jamás dijo: ¡Bienvenido seas!, pide y te daré.
    Quedé embelesado, no sólo por su belleza, también por su bondad y amabilidad, fue en ese momento, cuando me juré que la serviría hasta la muerte y más allá de ella.
    Pasaron semanas, meses y cada día que pasaba a su lado la conocía mejor y más profundamente, y más convencido estaba de que era ella la mujer que no sólo me había salvado la vida, también mi espíritu.
    Cuando todos me habían dado la espalda, ella me apoyaba, tan sólo por unas pocas palabras que su madre le llegó a contar sobre mí, así fue como se hizo formalmente la ceremonia de vasallaje, un buen día de primavera, en el patio de armas del castillo de Bryandor, me convertí en vasallo de la que sería conocida como Kuroi Tenshin (Ángel Negro) o también 'La Conquistadora'
    Tuve que marchar a Esmirna, para tomar los oros del tesoro y poder reasentarme en las tierras que mi nueva señora me tenia preparadas.
    Nada me podía preparar para lo que vi al desembarcar.. el colosal y otrora precioso palacio real de Esmirna, así como muchos edificios del a ciudad y el propio Gran Castillo, se encontraban en ruinas, paredes venidas abajo, columnas derruidas, escombros por todo el suelo.. apenas había una docena de guardias, el resto habían desertado y habían formado grupos armados que aterrorizaban a la población y obtenían sendos beneficios traficando con esclavos, robos y extorsiones a comerciantes.
    Me dirigí al Templo de Vanadís, madre de mi estirpe y allí jure con mi sangre la devotio ha Dahia Vania, jurando servirla en esta vida y en la otra.
    Fue entonces cuando se supo de mi regreso y mi amada prometida, Melanthe, me dio sus nuevas, había conocido a un hombre, un cristiano, se habían echo amantes y ahora deseaba casarse con él.
    La noticia me impacto, no me lo esperaba, pero para mis adentros sabia que era justo, la había desatendido y había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que nos vimos, era normal que otro llenase el vacío que deje.
    Sonreí y les di mi bendición.
    Regresé a la ciudad y al entrar en el palacio, encontré la cámara del tesoro sin custodios.
    Por fortuna, la cámara del tesoro sólo se puede abrir con el sello real, así pues saque el oro de allí y lo metí en el 'Tridente de Neptuno', embarque por última vez y me despedí de mi ciudad, cuyas calles ya no eran ni la sombra de lo que en su día fueron.
    Al llegar de nuevo a Bryandor, se me ofreció un castillo cercano a mi elección, elegí uno con pocos habitantes, en medio de un tupido bosque.
    Entonces, casi de milagro, estalló la guerra, los que antaño fueran mis camaradas, iniciaron las hostilidades y declararon la guerra a la Coalición, mi señora, Dahia-sama pertenece a la misma y por ende, también estaba en guerra.
    Era la situación perfecta para demostrarle mi gratitud y lealtad, luchar contra mis ex-camaradas y traerle gloria y honores a mi señora.
    Melanthe, mi ex-prometida, envió sus ejércitos a Esmirna, la ciudad se encontraba totalmente desabastecida, sin oro y con una guarnición de apenas cincuenta hombres en total.
    Ni siquiera hizo falta asediarla, las murallas tenían brechas tan grandes que podían entrar legiones enteras por ellas.
    Sus jinetes entraron en masa y pasaron literalmente por encima de mis guardias, que murieron en cuestión de segundos.
    Esmirna, cayo en manos del enemigo, los hombres de la Legio IV Vania plantaron cara al enemigo e invadieron sus tierras, destruyéndolas, realizando pequeños actos de pillaje y escaramuzas menores, hasta que se toparon con el grueso del ejército de Fistandantilus, cuyos hombres aplastaron a los pocos veteranos que quedaban de la cuarta legión.
    Entonces, con el dolor de sus muertes y de la caída de Esmirna, forme a los freelances 'Clan Akaitsuki de Bryandor', los mercenarios que reuní eran veteranos de muchas batallas, excelentes guerreros, nuestra enseña, al igual que el nombre decía, era una luna roja, ensangrentada.
    Desde nuestro cuartel general en el castillo del bosque, marchamos al sur, donde al asalto tomamos con apenas 2.000 de mis 'Lunas Rojas' cuatro plazas fuertes del enemigo, expulsando de la zona a todos los judíos y comerciantes asgardianos.
    Estaba entusiasmado, deseoso de luchar, derramar sangre, fue allí, en los alrededores de Lyon donde durante un asedio, cayo sobre mi aceite hirviendo.
    Trate de protegerme con mis manos, pero el aceite acabo por abrasármelas y parte de mi rostro, incluido mi ojo derecho.
    Pase semanas en cama, al cuidado de los físicos y hechiceros de mi ejército, fue por estos últimos que supe del culto al Sol Negro y del arcano dios Gir, 'el deborador de ojos', deje el culto a Vanadís y abrace la fe a esas dos deidades bélicas y propicias a los guerreros y aventureros, así fue como pronto me recupere de mis quemaduras y recupere la visión de mi ojo derecho.
    Reí ante esa ironía del destino, casi pierdo mi ojo derecho, como mi señora y ama, ella lo perdió y ahora luce un parche, que personalmente encuentro que le sienta extremadamente bien, le da un aire de frialdad capaz de aterrorizar al más valiente de entre los guerreros.
    Aprendí la lección y regrese a su lado, dejando la acción a los oficiales, al regresar, me fue otorgado el titulo de General de Bryandor, Comandante en jefe de los 'Lunas Rojas'.
    Me entrego unos guantes de seda para cubrir mis manos quemadas, desde entonces siempre los llevo puestos.
    En los meses siguientes, mis hombres desembarcaron en Asgard y obtuvieron sendas victorias al principio, pero tras la muerte del General al mando, las derrotas se sucedieron una tras otra hasta la total aniquilación, en los alrededores de Angelus, ciudad que acabo en manos de la Orden.
    Mi ama, me entrego la provincia de Alexander Nevski, su vecino que apenas duro unas semanas el ataque de las poderosas legiones de la Coalición, encabezadas por Dahia-sama en esa región.
    Ahora tengo también el deber de gobernar las tierras en su nombre y veo el pasar de los días junto a ella.
    Hace apenas unas semanas, tuve que ir a Simartha, para acudir a la boda de Melanthe y Robbert, durante la larga estancia, mi animo decayó y mi congoja no conocía alivio, por más que bebiera.
    Fue cuando me di cuenta, ¡que estúpido había sido!, sin saberlo, abrí de nuevo mi corazón y la única cura para el dolor, era estar de nuevo al lado de mi ama.
    Cuando por fin terminaron los festejos y la ceremonia, entregué los presentes a los novios y marche lo más rápido posible al lado de Dahia-sama.
    Durante la entrega de los presentes, descubrí que no había ya sentimiento alguno que me atase a esa mujer, Melanthe, ahora era sólo una amiga intima, nada más, ahora era Dahia-sama la mujer que hacia latir mi corazón, la mujer que amaba y aún sabiendo que jamás podría darle una ceremonia y un festejo así de grande y hermoso, aún sabiendo que no podría ser su esposo, si podía darle mi vida y estar a su lado en todo momento, sabia que eso, sería suficiente para ambos.
    Y aquí me encuentro ahora, en Bryandor, esperando el regreso de la mujer que ha conquistado todo de mi y me ha echo suyo con sólo una sonrisa y una palabra.. ¡bienvenido!.. la mujer que me ha devuelto a la vida y me ha dado fuerzas para vivirla, mi amada ama, Dahia-sama.
    Kayla
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    Mensaje  Kayla Sáb Jun 25, 2011 10:27 pm

    jo kou, no había leido los ultimos capitulos, que penita me dan Sad
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    Mensaje  Marcus Lun Jun 27, 2011 1:33 pm

    Pues menos mal que no has leido el final (lo tengo sin acabar), después de tener a Cornelia (entregada al Clero) y Saya (enviada con sus tias paternas), al acabar la guerra, Dahia y Jürgen se suicidan juntos como último acto de amor y fidelidad mutua.
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    Mensaje  Kayla Lun Jun 27, 2011 3:08 pm

    vaya historia más triste Sad
    Marcus
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    Mensaje  Marcus Lun Jun 27, 2011 7:12 pm

    No es realmente triste, me atreveria a decir que esta al nivel de algunas tragedias griegas.
    Si lo miras bien, mas que el final de su historia es el comienzo realmente.

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